Visitamos “la entrada del Infierno” en Galicia.
Nunca, ni siquiera a mediados del siglo XX, cuando la población permanente en la isla superaba el medio millar de personas, existió un médico en la isla. Por esa razón, los isleños se vieron obligados a desarrollar un conocimiento inaudito de la medicina natural. “Esta es la farmacia de la isla” –nos dice María, la guía de la Xunta que nos acompaña en nuestro recorrido, al internarnos por un camino rodeados de todo tipo de plantas-.
Nunca, ni siquiera entonces, la isla tuvo asignado un párroco que pudiese frenar el torrente de supersticiones que germinan, como las plantas medicinales, en cada rincón de la isla. Existen dos iglesias sí, y los curas aparecían cada cierto tiempo para impartir sus sacramentos, pero ninguno vivió en la isla. De hecho, a fecha de hoy, año 2017, una de las iglesias funciona más como un museo que como templo. La otra, la que está dentro del viejo cementerio, permanece abandonada a su suerte. Se considera territorio de espíritus y aparecidos…
Espíritus y aparecidos que, según las creencias y supersticiones locales, campan a sus anchas por toda la isla. “Entran por un extremo recorren toda la isla y desaparecen por el viejo cementerio, por eso nadie suele ir por allí”.
Creencias y supersticiones que, en buena medida, se vieron impulsadas por la estratégica situación geográfica de la isla, por sus particulares circunstancias meteorológicas, y por la ausencia de luz eléctrica, que llegó más tarde que a otras partes del país. Es más, todavía hoy, en pleno año 2017, la isla solo recibe fluido eléctrico 10 horas al día. Las 14 horas restantes no hay electricidad, y eso, en el gris, brumoso y sugerente invierno gallego, hace que durante la mayor parte del día la isla vuelva a estar sumida en las tinieblas. Donde los aparecidos y fantasmas, como todas las leyendas, se desenvuelven con mayor comodidad… Quizás eso explique porque en esta isla misteriosa se encuentra una de las puertas al “Infierno”…
La isla misteriosa
No se encuentra en las mágicas canarias, ni tampoco en las míticas baleares. La isla de Ons, la única isla de Galicia que todavía está habitada los 12 meses del año, pertenece al Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia.
En torno a Ons, como no podía ser de otra manera, se han generado infinidad de mitos y leyendas. Nuestro primer contacto con el mito se produjo hace muchos años, siendo solo unos adolescentes, cuando alguien nos relato que en esa isla existía la misteriosa tumba de un vampiro…
Embargados por la emoción, intentamos una visita a la isla para tratar de averiguar si realmente aquel rumor tenía algún fundamento, pero solo conseguimos llegar hasta el puerto de Bueu (Pontevedra). Las tripulaciones de los barcos a los que planteamos si nos podían pasar a la isla y recogernos al cabo de un par de días, se tomaron con comprensible sorna y chanza nuestra historia sobre el vampiro.
En aquellos tiempos no existía ningún servicio naval que permitiese un acceso turístico a la isla y en pleno invierno, como era, los temporales hacían que incluso la mayoría de los pesqueros se quedasen en puerto. Así que tras pasar la noche en la playa tuvimos que regresar a casa, frustrados por el fracaso de nuestra expedición.
Pero en 2017 todo ha cambiado. Este año, por primera vez, la Xunta de Galicia ha fallado a favor de los vecinos de Ons, que este año, por primera vez, pueden destinar sus casas y habitaciones al uso turístico. Además, y desde hace ya algunos años, varias compañías navieras ofrecen un transporte marítimo comunicando, solo durante los meses de verano, la isla de Ons con los puertos de Bueu, Cangas, Portonovo, Vigo, etc.
Acceder a la isla de Ons ya no supone una aventura trepidante, pero eso no afecta en absoluto a los misterios y encantos que todavía ofrece a los visitantes. Y ahora cualquiera puede descubrirlos.
Ons siempre estuvo habitada. O eso parecen sugerir los restos arqueológicos descubiertos en la isla.
La luz de las estrellas
Exactamente a las 08:15 AM del 23 de noviembre de 1993, cientos de vecinos de diferentes poblaciones gallegas observaron el paso de un objeto no identificado. Tantos Carlos Fernández como yo pudimos entrevistar personalmente a numerosos testigos que presenciaron el fenómeno: vecinos de las torres de Alcabre (Vigo), conductores que cruzaban el puente de Rande, trabajadores del puerto del Berbés, empleados de telefónica en el edificio “El Castañal” (Vigo), ejecutivos de Poyships, obreros de Rivadavia, funcionarios de la Mutua Gallega, y todo tipo de testigos en Porriño, Mos, Riouxa, Moaña, etc.
Pero sin duda, los mejores testimonios los recopilamos en el puerto de Bueu, donde entrevistamos a las tripulaciones de pesqueros como el “Non sei”, “Xa me vedes” o el “Audaz II”, que presenciaron el paso del objeto desde una perspectiva privilegiada. Benito Patiño, patrón del “Xa me vedes”, nos narraba con detalle como, tras concluir el lance de las nasas de pesca, el barco había rodeado la isla de Ons, encontrándose a las 08:15 AM entre Ons y la costa de Moaña. De repente un miembro de la tripulación alertó a sus compañeros, a voz en grito, sobre el objeto luminoso que se les echaba encima, y todos pudieron observar como aquel artefacto, que dibujó en mi cuaderno de campo, pasó a escasos metros de la isla de Onza –la gemela pequeña de Ons-, perdiéndose al otro lado. Por su parte Manolo “Corneta”, patrón del “Non sei”, y toda su tripulación, ratificaron el testimonio del “Xa me vedes”, añadiendo que el objeto había surgido de la península de Aldán, perdiéndose mar adentro.
Pero si hubo testigos de excepción esa mañana fueron los tripulantes del “Audaz II”, pesquero que se encontraba faenando al otro lado de la isla de Ons, a 5 millas de la costa. Emilio Otero, patrón del barco, y sus hombres Ramón Álvarez, Carlos Malvido o José Curve, pudieron retomar el avistamiento donde lo perdieron las tripulaciones del “Xa me vedes” y el “Non sei”, viendo como surgía sobre las islas de Ons y Onza el artefacto, provocando un gran estallido y perdiéndose en el mar...
Los testigos describían el fenómeno como “un tubo metálico, que echaba luz por detrás”, “como una bala o un supositorio que echaba fuego”, “del tamaño de un autobús y de color azul verdoso”, etc. Y en base a los relatos de los testigos, pudimos trazar una línea ortoténica, es decir, la trayectoria que había seguido el objeto a su paso por Galicia. Ese “tubo metálico, que echaba fuego, y como un autobús” había salido de Portugal, y había cruzado docenas de poblaciones gallegas. Posteriormente, en Oporto, conseguiría informes aeronáuticos que demostrarían que, como marcaba nuestra línea ortoténica, el “OVNI” había salido de Portugal. Según todas las evidencias se trataba de un misil portugués que, como los Milán que habían provocado los incendios en León, se había salido de la trayectoria prevista y entró en espacio aéreo español.
Aquel proyectil, descrito como una “bala”, “un tubo metálico”, “un autobús”, etc., fue dibujado en mi cuaderno de campo por los testigos con detalle, sin embargo la prensa prefirió omitir esas descripciones mucho más concretas, y por supuesto los dibujos hechos por los testigos, y hablar genéricamente de “OVNI”. Algunos columnistas de opinión, esa especie de pseudo-intelectuales en paro que opinan con la misma facilidad sobre la cría de marsopas en Finlandia, que sobre los conocimientos lingüísticos de Monica Lewinski, no tardaron en ridiculizar a los testigos que habían avistado “marcianos en la ría de Pontevedra”. Y, como era previsible, los ufólogos colaboradores de Defensa en la ocultación de la Verdad, no tardaron en incluir el caso entre los explicados como un simple meteorito (Papers d´OVNIs, número 11 –noviembre 1994- página 91). De esta forma los testigos quedan en ridículo, la noticia se disuelve en pocos días, y Defensa no tiene que responder a la incómoda pregunta: ¿cómo es posible que un misil portugués invada el espacio aéreo nacional, sobrevolando zonas pobladas a baja altura, y pudiendo haber causado un terrible drama? Mejor dejar que se hable de OVNIs, que de pruebas militares ilegales... es menos incómodo. Me pregunto si los ufólogos que colaboran con Defensa para ocultar estos hechos son conscientes de la manipulación de que son objeto, y de la manipulación a que pretenden hacer objeto a los demás ciudadanos.
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